Pero Martín no la mira. ¿ a lo mejor no le gustan sus lazos? ¿ serán sus gafas? ¿ será que habla demasiado ¿ o será esa sonrisa suya tan infantil?.
Intentando gustarle a Martín, ella cambia y cambia, y los pájaros de su cabeza dejan de anidar en esta. Intentando gustar a Martín deja de gustarse a sí misma.
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