Aquella mujer se pasaba el día entero oyendo la misma canción: «¡Mamiii!». La pobre ya no aguantaba más: sus hijos la llamaban continuamente, por cualquier motivo. Hasta que decidió poner en marcha un plan para que aquello no volviera a suceder más. Pero si queréis saber qué pasó, lo mejor es que empecéis a leer.
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